jueves, 13 de diciembre de 2012

Imperio Bizantino.

La armada bizantina tuvo un papel preponderante en la hegemonía del Imperio, gracias a sus ágiles embarcaciones, llamadas dromones (dromos) y al uso de armas secretas como el «fuego griego». La superioridad naval de Bizancio le proporcionó el dominio del Mediterráneo oriental hasta el siglo XI, cuando empezó a ser sustituida por el incipiente poder de algunas ciudades-estado italianas, especialmente Venecia.

Para asegurar el control del Imperio romano y hacer más eficiente su administración, el emperador Diocleciano, a finales del siglo III, instituyó el régimen de gobierno conocido como tetrarquía, consistente en la división del Imperio en dos partes, gobernadas por dos emperadores augustos, cada uno de los cuales llevaba asociado un «vice-emperador» y futuro heredero césar. Tras la abdicación de Diocleciano el sistema perdió su vigencia y se abrió un período de guerras civiles que no concluyó hasta el año 324, cuando Constantino I el Grande unificó ambas partes del Imperio.





El repliegue de Bizancio
Los siglos VII y VIII constituyen en la historia de Bizancio una especie de «Edad Oscura» acerca de la cual se tiene muy escasa información. Es un período de crisis, del cual, a pesar de las tremendas dificultades externas (el hostigamiento del Islam que conquistó las regiones más ricas, los continuos ataques de búlgaros y eslavos desde el norte y el reanudamiento de la lucha contra los persas en el este) e internas (las luchas entre iconoclastas e iconódulos, símbolo de los enfrentamientos internos entre poder temporal y religioso), el Imperio salió transformado y reforzado.




El Imperio Islámico.


Los preceptos indicados en el islamismo fueron la base para el comienzo de la expansión árabe. La obligación de los creyentes a practicar la guerra santa en defensa de la fe favoreció la incorporación de soldados a los ejércitos árabes y a dejar de luchar entre sí.


El imperio islámico en todo su esplendor. En carmesi los territorios conquistados por Mahoma. Desde el punto de vista económico, la pobreza del territorio habitado por este pueblo impulsó la búsqueda de tierras más fértiles y prósperas. A esto se agrega la paulatina decadencia de los imperios persa y bizantino, condición propicia para la introducción de esta nueva cultura.
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A la muerte de Mahoma en el año 632, sus sucesores. En los siglos VII y VIII, los musulmanes logran expandir su imperio apoderándose de territorios que abarcaban desde la península Ibérica en el occidente hasta la India en oriente.

Civilización Islámica.

Origen de la civilización Islámica:

El islam clásico es un período en la Historia de la civilización islámica que comienza en la Arabia pre-islámica. Las tribus árabes con Mahoma a la cabeza comenzaron en el siglo VII (primero de la Hégira) un movimiento (a la vez migratorio, de expansión cultural y religiosa y de conquista militar) que duró nueve siglos; hasta finales del siglo XV, en que, por un lado se produce el fin del Reino de Granada (último reino musulmán de Al-Ándalus, 1492), y por otro comienza el apogeo del Imperio otomano

Mahoma: Fundador del islamismo. Su nombre árabe es Muhammad. Pertenece al clan quraysí, venido a menos. En su infancia conoce la pobreza y la orfandad.


Almanzor: Célebre ministro y general de la España árabe, nacido en Algeciras. Caudillo musulmán, de familia oriunda Beni-abi-Amir, de la tribu yemenita. Su padre fue Abu Hafs y su madre Boraiha, hija del magistrado Aben Bartal. Empleado primero como subalterno del cadí de córdoba, pasó en 964 a ser intendente de Abderrahmán y pronto se ganó su favor por su finura y cortesía.


                                  

Avicena: Uno de los principales representantes del pensamiento filosófico árabe oriental. Gran estudioso, poseía amplios conocimientos de Geometría, Física, Jurisprudencia, Teología y Filosofía, además de ejercer la Medicina.

martes, 4 de diciembre de 2012

El Sistema Feudal.

El feudalismo fue el sistema de organización más característico de la Edad Media. Se trató de un sistema contractual de relaciones políticas, militares y económicas entre el rey, la nobleza, los campesinos e incluso los eclesiásticos.Este sistema de vasallaje cruzaba toda la escala social, desde el más humilde campesino hasta el más encumbrado duque.
Su principal característica fue la concesión de feudos o territorios que el monarca otorgaba a los vasallos que se hubieran destacado en la guerra o en otra forma de servicio. Pero esta donación no obedecía solamente a la generosidad de los soberanos, sino que constituía una manera de asegurar la defensa y la unión del reino. Su entrega se suscribía durante la realización de un acto de gran solemnidad que se dividía en tres etapas: homenaje, juramento de fidelidad e investidura.